viernes, 29 de marzo de 2013

Carlos

Te amo.
Con tus errores y con los míos.
Con mis enfados e indiferencia.
Te amo con tu ternura y tus detalles.Con tus sorpresas. 
Te amo desde mi boca hasta tu piel, entre las sábanas y bajo la lluvia. 
Te amo al amanecer y aún más cuando anochece, en la distancia y apegada a ti.
Te amo cuando te grito y te pido disculpas. 
Te amo en cada ring de mi celular con tu nombre en la pantalla. 
Te amo porque llegaste en el momento que debía amarte, ni antes ni después.
Te amo, te amo, con cada fibra de mi cuerpo que ya es más tuyo que mío.


domingo, 2 de diciembre de 2012

Tú y yo

Te guardas mis silencios, para coronar mis espinas, saborear las heridas que abres con mentiras.

Te robas mis pupilas para teñirlas de sol, medio ciega y medio muda, para seguirte donde vayas.

Me quieres muñeca, flor, desierto febril, noche estrellada, me quieres arcilla.

Arrancas así mis gritos de los más profundos miedos, de mis soledades y fantasmas te has hecho mejor amigo.

Vas matando mi vida cuando dijiste que me revivirías, vas carcomiendo el amor que dijiste bendecir.

Y así te voy soltando la mano, dulce amante mío, por que hasta los más hermosos sueños, han de volverse pesadillas.


sábado, 3 de noviembre de 2012

Sombras

Lo he visto por la ventana... ¡Ah no!, sólo era una sombra, de aquellas que aparecen en las noches con su aliento de pena, suelen traen recuerdos y gustos amargos, a veces las invito a entrar, nos bebemos una copa aromatizando el cuarto con el cigarrillo que he dejado encendido, es el aroma que acompaña su beso cuando no me miran más.

A veces son sombras benevolentes que hasta parecen sonreír cuando las acaricio, y llenan mis oídos de canciones dulces. Así mismo pueden ser crueles, con veneno y hambruna, traicioneras de mis más bellos momentos.

Son mi pasado, mis manchas, mis risas, los hilos que han forjado mi existencia hasta llegar a estas hojas.

jueves, 16 de agosto de 2012

Demente (Sólo para mentes abiertas)


(ATENCION!!!, Sólo para mentes abiertas)


"Sentado en el sofá frente al ventanal que me separa de la lluvia, con la copa de vino entre mis dedos"


- Te amo – te dije y tu cara palideció, te largaste a reír nervioso y me pediste que dejara la broma, yo estaba serio – No estoy bromeando -, dejaste de reír, te veías mareado, confundido... – No puedo creerlo – tu voz sonó distante, ajena a ti, intenté acercarme pero los mismos pasos que di hacía ti, tú los retrocediste, tus ojos azules brillaban incrédulos, profanados por mi confesión.
- Lo siento – mi voz a penas un susurro

Te quedaste en silencio apoyado en la pared, con la mirada fija en el suelo apretando los puños, reprimiendo tu rabia, yo me quedé quieto, con la mirada fija en ti.


El silencio en el cuarto nos sofocó, reaccionaste al final, te fuiste y me quedé solo, llorando mi tristeza, realmente fui un idiota en pensar que me correspondías.

"Cierro los ojos reteniendo tu imagen, y tu nombre parece retumbar en esta habitación, como duele oírlo".

En la oficina me eludiste todo el tiempo, intenté comprender tu reacción siendo quien eras, el “soltero conquistador” de la empresa, todas las mujeres caían rendidas ante tu metro noventa de altura, tu cuerpo esbelto, tus ojos azules, tu sonrisa blanca y perfecta, tu trato delicado, y yo también caí, como un insecto en tu telaraña porque yo te conocía mejor que todas ellas. Jamás me pasó por la mente la idea de ser gay, incluso hasta antes de conocerte pensaba casarme y tener hijos algún día, pero tú lo cambiaste todo aunque nunca lo comprendieras.

"El amanecer llegará mañana y alguien sonreirá, más ahora la noche sólo guarda llanto".

No era raro desde entonces encontrarme llorando por los rincones o espiándote en los pasillos, no podía, no lograba convencerme, casi estaba seguro de que sentías algo por mí, con esas sonrisas y miradas que parecían decir siempre algo más, esas caricias tan cercanas, esas frases entre líneas... ¡Qué fácil es equivocarse!, sólo eran un juego, sólo eras mi amigo.
Te miraba para recordarme que jamás podría tocarte, hasta que me sorprendiste, bajaste la mirada avergonzado, yo hice lo mismo y comencé a alejarme, unos pasos tras de mí me alertaron y esa fuerte mano aferrándome por el brazo me hizo voltear para encontrarme de frente con tu rostro endurecido... me golpeaste, no me defendí a pesar de que yo era más alto y fuerte que tú, supuse que me lo merecía, sentí la sangre saliendo de mi labio inferior, la deje brotar libre, tal como tu rabia, te había perdido, entonces me besaste, hambriento, desesperado, consumiendo la poca cordura que quedaba en mí.


"La ruleta continúa girando y yo sigo perdiendo".

Tu beso dejó en mí el latido de una ilusión y sembró una sonrisa, acariciaste la mejilla golpeada y te alejaste silencioso. Yo no logré hacer ningún movimiento ni pude formar palabras en mi garganta simplemente lloré viendo tu silueta desaparecer. Quedé confundido, aturdido por tu actitud, no volviste a acercarte, no hablaste y no te atreviste a mirarme, entonces fui yo quien decidió atacar, te seguí al baño y nos encerré, me miraste perplejo, casi ofendido, pero en cuanto te abracé besaste mis labios como si fueran un oasis en el desierto. Me sentía feliz, me correspondías después de todo, me deseabas, tus caricias te delataban y tu lengua en mi cuello incitaba el deseo, te desnudé despacio besando cada tramo de tu deliciosa y ardiente piel, pero recuperaste la postura, me empujaste con fuerza alejándome de ti, me miraste con odio mientras te vestías y yo permanecí inmóvil sin entender.


"Si habían dos de ti, ¿Por qué ninguno pudo amarme?".


No lo comprendí, te amaba tanto y eras un extraño, realmente no te conocía tan bien, que cruda forma de descubrirlo. A los pocos días me despidieron del trabajo, no pudieron darme un motivo real, más no importó, sé que tuviste la culpa, todos me miraron al marcharme
susurrando a mi paso – Es maricón, quiso acostarse con uno de los jefes – y te odié, por sobre el sentimiento que jamás valoraste, arruinaste mi vida, mis sueños y mis ganas de vivir, te reías de mí burlesco, de mi amor, de lo único sincero que he sentido, de lo único que he entregado, te reíste frente a mí, a mis espaldas, en mis pesadillas y te cobré el precio, esa misma tarde llegué a tu departamento, abriste los ojos enormes al verme, asombrados, aterrorizados, intentaste cerrar la puerta pero te lo impedí, entré a la fuerza y te agarré por los brazos, no podías huir.


"Clavaste en mí las espinas y te quedaste con las rosas marchitas".


Vi el miedo en tus ojos cuando te até a la cama y te desnudé con violencia desgarrando tu ropa, te moviste con desesperación buscando escapar, pero te aprisioné bajo mi cuerpo.
Violento, Brutal entré en ti saboreando el dolor que se dibujó en tu rostro, Sangre, Dolor, no me detuve, desgarrándote tal como tú me habías desgarrado el alma, Profundo, Vehemente, sin piedad, llorabas de asco y dolor, de impotencia y miedo, continué, más y más rápido, vi tu ira, tu odio, tu placer... y te amé, con fiebre, con desquicio, con ímpetu... ya era un demente. Sin Clemencia, Imperdonable te hice mío hasta llenarte de mí, me retiré notando como esa sangre maldita brotaba de la herida que provoqué, ya estaba hecho, no me olvidarías, ya nunca me olvidarías.


"Y aún tengo plasmado en mi piel el sabor de tu cuerpo, el olor de tu sangre, el calor de tu llanto".


Te quedaste inmóvil consumiéndote en el castigo y te besé, un dulce beso de tu amargo cuerpo, temblaste, te cubrí con una sabana mientras mordías tus labios hasta hacerlos sangrar – Nunca me amaste en realidad – dijiste con rencor, humillado y en tu frágil voz creí oír una doliente plegaria, no respondí sólo me marché. Caminé por las calles en silencio mientras comenzaba a llover, lágrimas, lágrimas de dos seres destrozados. Volví a casa y tomé la copa de vino que había servido horas antes, contemplé el cielo, ¿llorará por nosotros?, una lágrima nació de mis ojos y murió dentro de la copa... un sorbo.
Un brindis por el destino que se carcajea a cuesta de nuestro dolor.
- A tu salud amor mío – bebo hasta la última gota y arrojo la copa al suelo donde se hace añicos, que hermoso sonido, que apropiada melodía. Me estremezco, mis entrañas se queman, arden, el veneno comienza a hacer efecto llevándose de a poco mi vida vacía, bendita muerte que acude a la cita... todo se nubla y en mi mente sólo tu rostro es nítido, sonrío...

"¿Qué nunca te amé?, ¿Me creerás ahora?... adiós amor, nos vemos en el infierno".


“A veces amamos tanto que solo hacemos daño”

domingo, 12 de agosto de 2012

Acuarelas


Con una tiza dibujaría tus ojos en las paredes,
tu sonrisa, cada rizo de tu pelo
con mi rubor colorearía tu boca, 
tomaría un pedacito de noche para tus pupilas
te vestiría de mi piel, 
abrigándote en mis cabellos
me haría dulce y miel sólo para tus sabores.

Te adornaría de esperanzas, de cielos y estrellas
mural de mi alma y corazón
poema ilustrado al alcance de una tiza,
de las acuarelas de mi sangre y canciones
en mis besos te haría historias para que sueñes con ellas
allá donde tu camino se separa del mío.



sábado, 11 de agosto de 2012

Mejor

Son las sombras las que me acompañan, las lamentaciones que se enganchan en las hebras de mi pelo, las tristezas que parten mis labios y no dejan que te diga "te quiero", son las ausencias de los ojos que algunas vez amé, soy yo misma golpeándome contra los muros.

¿Y que he de hacer si el vacío llegó para quedarse?, indeseable huésped que no paga ni alquiler y se acuesta a mi lado, en las noches más frías, cuando haces falta.


Me quedo, anestesiada en las canciones rotas de mi voz, en mis manos añejas, sucias, ensangrentadas por las mutilaciones a mi carne, invita al dolor a quedarse, tan sólo un instante, puede que sea agradable sentirlo de nuevo.


 Mejor el dolor que la nada.


Desgarrado llanto que no brota, muy secos ya mis ojos, grito que no grita, ausencia de fe, ausencia de mi misma aquí, tan cerca de lo que solía ser. 


Rompe los cristales del alma que tienes en tus manos, del corazón a tu merced, deja que me pierda en los siniestros espacios que conozco, lo único que conozco.


Mejor el dolor que la nada.

domingo, 5 de agosto de 2012

Redención



Me mira a los ojos, al borde de una pregunta que supe, no podré  responderle, ni siquiera con un "lo siento", si tan sólo hubiera algo aquí dentro aún, pero ya sé, ni siquiera la lástima se asoma a mi piel viéndola ahí, en el llanto y la miseria que le han regalado mis acciones, mis últimas palabras, mis golpes.


La he amado, sí, en algún tiempo, en alguna temporada en que su boca era mi único alimento, sus caricias mi aire, su compañía, el escape a la desesperación que se atoraba en mi garganta, sin dejarme respirar. La amé, con el resplandor de mis años jóvenes y optimistas, en la plenitud de la música que inspiró tantas noches en las cuerdas de mi guitarra.


Pero me he hecho un mounstro, un ente que fué secándose, muriéndose, no es su culpa, lo sé bien, fueron todas antes que ella, que dejaron las heridas infectándose, supurando, pestilentes, su única culpa ha sido amar a alguien como yo.


Y me mira, aún suplicante desde el otro lado de la habitación, las múltiples lágrimas brotan de sus ojos azules, ¡Dios! ¿cómo he podido romper esos ojos azules?, ¿cómo he podido amoratar esa piel tan perfecta?, sacudo mis manos ensangrentadas, y un grito se apodera de mi pecho, mi último acto con ella ha sido odiarla, haciéndola culpable de todos mis lamentos. 


Me apoyo contra la ventana, un suspiro profundo, dejándome envolver por la paz que me trae éste peculiar frío, y cerrando los párpados la traigo a mi mente, a ella, a la única mujer que fué capaz de sacar lo mejor de mi, y sin embargo le dí lo peor, tan maldito, tan cruel que estos momentos finales saben a mierda, a azufre, al infierno que me está esperando sin ninguna contemplación.


Me desangro, producto de las heridas en mis muñecas, mi última muestra de amor por ella, mi intento de redención a sus pies, sólo así habré de dejarla libre para que sea feliz, sólo así podré salvarla.


Y mi rezo final a Dios - que ojalá si exista- que  pase lo que pase,esta preciosa,  pueda olvidarme.